En época de exámenes o de entrega de trabajos finales, cualquier excusa es buena para posponer el momento de comenzar la tarea. Pensamientos como “si duermo la siesta, me sentiré con más ánimo para estudiar” o “lo haré más tarde” pueden parecer inofensivos pero no lo son. Los expertos alertan del peligro de convertirse en un procrastinador, un especialista en retrasar de forma recurrente el inicio de una actividad por miedo a fracasar. Esa falta de acción deriva en sentimientos de culpa y puede generar ansiedad en el estudiante.
“Es una conducta frecuente que afecta a más del 50% de los universitarios”, asegura Marcela Paz González, profesora de la Facultad de Psicología de la UNED . Los llamados postergadores son, en muchas ocasiones, perfeccionistas con aspiraciones demasiado ambiciosas. Esa expectativa hace que comenzar una tarea les suponga un esfuerzo titánico. “Por miedo a fracasar evitan realizar trabajos en los que no hay garantía de éxito”, apunta González. Al no poder alcanzar las metas poco realistas que se imponen, sienten que no están a la altura y ven el mundo demasiado difícil y exigente.
“Para evitar esos sentimientos, retrasan el momento de ponerse a estudiar. El trabajo se les acumula entonces y se empiezan a sentir saturados y ansiosos”, detalla la experta. En lugar de buscar soluciones, suelen pasar su tiempo lamentándose.
Tim Urban explica de manera cómica en una charla TEDX (ver enlace) los mecanismos que se accionan en el cerebro de un procrastinador. Es la parte más animal la que busca la satisfacción inmediata y el entretenimiento constante y la que bloquea a nuestro yo responsable.
Para hacer frente a esta conducta y empezar a estudiar para los exámenes finales con suficiente antelación, un grupo de expertos propone seis técnicas:
SEIS TÉCNICAS PARA EVITAR LA PROCRASTINACIÓN
1- Empieza ahora. ¡Esperar a que llegue la inspiración es un error! es mejor empezar la tarea sin estar inspirado, pues es más probable que llegue mientras se está trabajando que sin hacerlo.
2- Divide la tarea en trozos. “El objetivo es dividir el contenido en pequeños bloques y estudiarlos en espacios de 15 o 20 minutos para obtener la sensación de logro”, explica Marcela Paz González, de la UNED.
El estudiante debe hacer un descanso de cinco minutos entre cada bloque. «Es imprescindible eliminar cualquier fuente de distracción (móvil, tele,…, no tenerlos al alcance. Distraen, desconcentran y son perfectos para procrastinar», señala Nuria Codina, profesora de Psicología Social de la Universidad de Barcelona.
3- Elabora un calendario de estudio. Aplicaciones como Google Calendar son útiles para organizarse. Tener una visión panorámica de los diferentes exámenes o de los proyectos y las fechas de entrega ayuda a ver qué tareas hay que priorizar.
4- Identifica tu biorritmo. Hay personas a las que les cuesta mucho arrancar por la mañana y tienen más energía por la tarde. Sin embargo La profesora de la Universidad de Oakland Barbara Oakley, recomienda no recurrir a la presión de dejarlo todo para última hora de la tarde o noche para ser más productivo. El biorritmo se puede modificar con la rutina, cambiando el horario.
Se conoce que al dormir crecen nuevas conexiones entre las neuronas, pero solo un grupo reducido. Por eso es importante asimilar nuevos conceptos poco a poco cada día. “Saturarse la noche antes del examen significa que se va a construir una estructura neuronal muy débil”, indica la coautora del curso Aprendiendo a Aprender de la plataforma Coursera.
5- Intenta engancharte a la tarea. Muchos alumnos creen que todo es igualmente importante. Entonces su primera tarea es aprender a detectar dónde está la información relevante. Para ello recomiendan crear mapas conceptuales. “Al elaborar estos esquemas, el estudiante realiza un esfuerzo importante para distinguir lo esencial de lo superfluo y procesa mejor la información. Estos mapas son como un árbol que entrelaza conceptos clave sobre una temática; aportan una visión global”, indica Anna Iñesta, de ESADE.
6- Habla con tu mejor parte. “Normalmente la frustración es la que ocupa gran parte del diálogo interior. Eso provoca que aparezca el miedo a un futuro fracaso”, señala González. El estudiante debe cambiar el discurso que tiene de sí mismo para ganar confianza. “Si se dice a si mismo que no es capaz, tiene que sustituir ese discurso por el de momentos de éxito en los que sí logró un buen resultado académico”.
Fuente:
Artículo «El peligro de procastinar antes de los exámenes.
Cortesía Curso: Programa de Estudios